domingo, 10 de septiembre de 2023

Un lugar de culto subterráneo para Osiris: Una misión hispano-egipcia explora el yacimiento

El dios Osiris representado en un fresco de la tumba del faraón Horemheb (dinastía XVIII)

        En el otoño del año 2000, la policía de antigüedades egipcia sorprendió a un grupo de saqueadores allí donde la voz popular situaba un templo. El lugar está en el desierto, aproximadamente a un kilómetro al oeste de Oxirrinco (El Bahnasa), donde una misión hispano-egipcia, dirigida por Josep Padré, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Barcelona, realiza investigaciones arqueológicas.
        Cuando, desde el invierno de 2001, los miembros de la citada misión pudieron estudiar el lugar saqueado descubrieron una serie de estructuras subterráneas consagradas a Osiris, el dios de los muertos. Este hipogeo, denominado Osireion, se extiende bajo las arenas del desierto y todavía se desconoce su magnitud. En octubre de este año se ha iniciado una nueva campaña arqueológica, con el objetivo de consolidar la estructura y empezar las excavaciones del recinto, cuyo único paralelo se encuentra en las estructuras subterráneas excavadas por una misión franco-egipcia en el noreste del templo de Amón en Karnak.

Osireion de Oxirrinco. En primer término, a la derecha, aparece la escultura yacente de Osiris, a quien está consagrado el recinto.

        La catacumba de Oxirrinco, situada bajo una elevación natural del terreno, se construyo con bloques de piedra caliza que revisten las galerías excavadas en la roca. En una de sus salas se ha descubierto una estatua yacente del dios Osiris, de 3,40 m de longitud. En otra sala se encuentra una serie de nichos —fechados en época ptolemaica—construidos a ambos lados de un estrecho pasadizo, donde se enterraban pequeñas momias simuladas de Osiris. Las figuras, de unos 50 cm, se elaboraban en dos moldes con la efigie del dios, rellenos de tierra, en los que se sembraban semillas de trigo o cebada. Cuando el grano germinaba, se unían ambas partes. La estatua resultante se vendaba y se protegía con una máscara funeraria antes de ser inhumada en los nichos.

Fuentes
Historia National Geographic №001 (Enero de 2004)

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